Agilidad mental
70 estudios científicos demuestran que el consumo leve o moderado de vino mejora la agilidad mental y la función cognitiva. Parece que a tu cerebro le va mejor beber vino que no hacerlo. Además, un estudio de la Academia Sueca Sahlgrenska demostraba que ingerir vino en pequeñas dosis previene la demencia. Todo esto posiblemente se debe a que los antioxidantes reducen la inflamación e impiden que las arterias se endurezcan, mejorando el riego sanguíneo de nuestro órgano pensante.
Antigrasa
El gen SIRT1, impide la formación de nuevas células de grasa y ayuda a movilizar las existentes, y el consumo de vino activa dicho gen, según han demostrado científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Otro estudio concluye que aunque el alcohol contiene 7 calorías por gramo, sus efectos hacen que beber vino moderadamente reduzca el sobrepeso. La dosis recomendada son de 40 gramos de alcohol al día.
Ejercicio
Una investigación publicada en la revista FASEB Journal sugiere que el resveratrol de la uva contrarresta los efectos negativos de una vida sedentaria. Aunque el experimento se ha realizado hasta ahora con roedores, se observó que solo los animales que no consumían el resveratrol del vino empezaron a manifestar pérdida de masa y fuerza muscular y debilidad ósea. El resveratrol no es un sustituto del ejercicio en ningún caso, pero si puede ayudar a quienes se ven obligados a guardar reposo por algún motivo.
Dientes sanos
En una reciente investigación, Gabriella Gazzani y su equipo comprobaron que la costumbre de antaño de tratar las infecciones de la boca con vino para evitar la caída de los dientes tiene fundamento científico. Desvelan como el vino frena el crecimiento de las bacterias vinculadas a la caries y la gingivitis.
Bodega Comarcal Valle de Güímar.