Después del proceso de fermentación los vinos se pueden mostrar algo turbios por tener en suspensión diversas materias naturales del propio proceso.
Lo normal es que después de un tiempo estas sustancias caigan al fondo del depósito, pero si no ocurre así, se recurre a forzar la caída y para ello se somete al vino al proceso de clarificación, en el que se emplean sustancias orgánicas que en contacto con el vino (ya sea por su alcohol, su acidez o bien por sus taninos) se cuajan formando grumos y arrastran esas impurezas suspendidas en el vino hacia el fondo.
La práctica de la clarificación es realizada en la enología desde hace muchos años y cuyos efectos beneficiosos son muy conocidos.
La clarificación no solo mejora su propiedad de actuar sobre el vino para aclararlo, si no que mejora características como el brillo, nitidez, expresión aromática y sensaciones en boca. Corrige posibles defectos del vino o simplemente le da estabilidad evitando posibles alteraciones futuras.
Bodega Comarcal Valle de Güímar.