Como hemos visto, en la elaboración del vino intervienen multitud de procesos, todos ellos con un papel muy importante en su resultado final, pero quizás el proceso que más precisa una atención especial es el embotellado, para garantizar la calidad del vino.
Si tenemos en cuenta que una vez se ha embotellado el vino, el enólogo no podrá volver a intervenir, esta es la razón por la que se trata de un proceso muy especial y decisivo, el último paso para que el producto llegue al consumidor asegurando la calidad del vino durante su tiempo en la botella. Si no se realiza correctamente, puede echar por tierra todo el trabajo anterior.
Proceso
1. Lavado de las botellas
El lavado de las botellas nuevas se reduce normalmente a un enjuague con agua para eliminar partículas de polvo, y para botellas reutilizadas se precisará un lavado más enérgico para eliminar restos de producto, etiquetas, etc.
2. Llenado
La botella se llena hasta su nivel aconsejable en una atmósfera de gas nitrógeno o gas carbónico para impedir la leve oxidación del vino que se da al contacto del vino con el aire.
3. Taponado
El taponado consiste en la introducción del tapón en el cuello de la botella. La hermeticidad del tapón queda asegurada por la acción y efecto de aplastar, sobre el borde del gollete. El material más utilizado es el corcho.
4. Encapsulado
Normalmente suele ser una aleación de estaño y aluminio, a parte de ser un elemento estético de la botella, hace de precinto y nos asegura que la calidad del vino está garantizada.
5. Etiquetado
Fundamental para la imagen y el reconocimiento del vino.
Bodega Comarcal Valle de Güímar.
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