Una parte importante del patrimonio vitícola de España, se encuentra en Canarias, con unas 54 variedades aproximadamente. Han sobrevivido variedades de uvas que ya no se encuentran en otros lugares del mundo y la causa de que esto sea así, en buena parte se debe a que los viñedos en Canarias no se vieron afectados por la plaga filoxera, que arrasó con los viñedos de Europa y el resto del mundo a finales del siglo XIX.
Por lo que los científicos piensan que en nuestro archipiélago perduran variedades con más de 500 años, además de las originadas en Canarias como cruces espontáneos, por ejemplo, la malvasía volcánica de Lanzarote, considerada única variedad autóctona de Canarias.
La conjunción de variedad de clima y suelos volcánicos, dan lugar a uvas que producen vinos con sabores exquisitos y aromáticos.
Una de las claves del éxito de los vinos canarios son las diferentes variedades endémicas de vid prefiloxéricas (supervivientes a la plaga) que se cultivan en la isla, que no se podrán encontrar en el resto del país, como por ejemplo el Listán Blanco, Malvasía, Gual, Albillo Criollo, Vijariego, Baboso, Moscatel, Marmajuelo y Verdello, Listán Negro, Negramoll y Tintilla principalmente.
En Canarias han sobrevivido variedades de uvas ya extinguidas en el resto del mundo.
Bodega Comarcal Valle de Güímar.